miércoles, 9 de septiembre de 2009

POLITICOS

Os cartiños que non saen do proprio peto acostuman a gastarse moi alegremente. Desto dan boa proba a cotío os nosos políticos (si algún se salva da queima, que me perdone), sexan da dereita, da esquerda ou do centro... Outra cousa na que acostuman a ser maestros é en prometer e non dar, a non ser disculpas que se di de malos pagadores.

El dinero que no sale del propio bolsillo suele gastarse muy alegremente. De esto dan buena prueba a en cualquier momento nuestros políticos (si alguno se salva de la quema, que me perdone), ya sean de derechas, de izquierdas o de centro... Otra cosa en la que acostumbran a ser maestros es en prometer y no dar, a no ser disculpas como los malos pagadores.

Ven esto a conto polas declaracións de onte da Conselleira de Benestar no Parlamento de Galicia que podemos resumir naquelo de que unha cousa é predicar (o que se di estando na oposición ou en campaña electoral) i outra dar trigo.


Viene esto a cuento por las declaraciones de ayer de la Conselleira de Benestar en el Parlamento de Galicia que podemos resumir en aquello de que una cosa es predicar (lo que se dice estando en la oposición o en campaña electoral) y otra dar trigo.

Paréceme totalmente inmoral seguir a enterrar millóns e millóns de euros no Gaiás sen saber para qué, anque sí se sospeite (máis de ún xa se beneficiará), i escatimalos no que é prioritario, como a Lei de Dependencia, a Sanidade ou o Ensino. Son estas prácticas de bon goberno? Parecemos novos ricos que temos que gastar ben diñeiro, e que se saiba, en algo suntuario, que luza, anque teñamos carencias de cousas esenciais que non se ven tanto. Unha mágoa.


Me parece totalmente inmoral seguir enterrando millones y millones de euros en el Gaiás sin saber para qué, aunque sí se sospeche (más de uno ya se beneficiará), y escatimarlos en lo que es prioritario, como la Ley de Dependencia, la Sanidad o la Enseñanza. Son éstas prácticas de buen gobierno? Parecemos nuevos ricos que tenemos que gastar mucho dinero, y que se sepa, en algo suntuario, que luzca, aunque tengamos carencias de cosas esenciales que no se ven tanto. Una pena.