Ayer al leer la prensa me enteré del fallecimiento de Olga Bejano Domínguez. Tengo que confesar que desconocía su existencia, y que me impresionó su coraje y su tremendo afán por vivir y dejar huella de su paso por este mundo.
Os estoy hablando de una persona que hace 21 años contrajo una grave enfermedad neuromuscular que la paralizó por completo, hasta el punto de que no veía ni hablaba, respiraba mecánicamente y era alimentada a través de una sonda. Pues bien, a pesar de tantos impedimentos, de sus constantes neumonías y frecuentes operaciones, encontró la forma de comunicarse con sus enfermeras y les "dictó" varios textos que dieron lugar a la publicación de tres libros.
Que descanse en paz, y que su ejemplo nos ayude a superar nuestros pequeños o grandes problemas de cada día.
domingo, 7 de diciembre de 2008
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